Mi nombre es Elvia Ortega, tengo 31 años, mexicana originaria de San Luis Potosí. Actualmente vivo en el estado de Arizona, Estados Unidos.
Llegué a este país hace nueve años con grandes sueños para un futuro mejor. En el 2011 cursé un programa que ofrecía el consulado mexicano donde pude adquirir mi diploma equivalente a secundaria, estaba entusiasmada y feliz ante por ese logro. Por azares del destino y al igual que muchos otros migrantes, mi pareja y yo pasamos por un infortunio, él fue detenido por Immigration and Customs Enforcement, mejor conocido por sus siglas en inglés como ICE. Debido a la gravedad del problema mis proyectos académicos pasaron a segundo plano. En aquel momento enfrente una situación muy difícil. Devastada y con los ánimos por los suelos tuve que hacer frente a las circunstancias, el principal obstáculo fue no hablar inglés, aunado a eso estaba completamente sola ya que mi pareja era el único apoyo con el que yo contaba en este país.
Con gran esfuerzo y perseverancia logramos que mi pareja saliera libre bajo fianza, al fin algo alentador que me hizo recobrar el ánimo. Fue entonces cuando volví a retomar mis estudios, las cosas parecían retomar su curso nuevamente. Disfrutaba muchos asistir a clases y aprender nuevas cosas; sin embargo, no me fue posible adquirir mi certificado a pesar de haber completado diversos exámenes y tener toda la disponibilidad de finalizar. La situación estaba nuevamente fuera de mi alcance, el programa al que asistía había sido cancelado repentinamente.
Durante el año 2012 me dediqué a trabajar para ayudar a cubrir los servicios de abogado, los gastos de casa y escuela de mi pareja. En el 2013 nos dimos a la tarea de ahorrar dinero, con grandes esfuerzos completamos la cantidad requerida para enviar su solicitud de Acción Diferida (DACA), la ley bajo la que ahora él está amparado. Las cosas se iban acomodando, por lo que pensé que era momento de retomar mis estudios. Fue así que tomé la decisión y comencé a prepararme por mi propia cuenta para el certificado de General Education Development, mejor conocido como GED por sus siglas en inglés que es el equivalente a la High School. Me dediqué a estudiar para pasar los examenes pero no lo logré en su totalidad ya que la versión escrita del 2013 cambio al siguiente año para ser solamente en computadora por lo que todos los examenes anteriores que pasé perdieron validez.
En 2014 el reto fue aún mayor, ahora el examen debía ser presentado en computadora y el nivel de complejidad y contenidos aumento. A principios del mismo año no había muchos recursos en español, me enfrente a muchas dificultades y altibajos, sobre todo por la barrera del idioma debido a que mi nivel de inglés era muy bajo.
Trate de ingresar al Colegio Comunitario para adultos, pero debido a mi estatus migratorio no fue posible inscribirme a clases de inglés ni GED. Fueron tiempos muy difíciles estaba frente a un nuevo NO. En su momento me sentí frustrada, pero ¡NO me rendí!… Me dediqué una vez más a buscar recursos para prepararme, tenía que haber otras opciones. En mi búsqueda por información encontré una organización de voluntarios llamada Literacy Connects quienes proporcionan clases de inglés, ciudadanía, GED y otros recursos educativos en las librerías públicas y ¡lo mejor!, ¡sin importar el estatus migratorio de los estudiantes!¡Era grandioso!
Durante mi estadía en Literacy Connects tuve la oportunidad de conocer grandes personas que me inspiraron a seguir adelante. Aprovechando que el programa era gratuito decidí tomar clases de inglés como segundo idioma o ESL. Llegué a tomar hasta 4 clases por semana en cuatro diferentes lugares, pues tenía una gran necesidad de aprender y salir adelante en mi educación. En el trayecto encontré diversos recursos en español como por ejemplo la página web spanishged365.com, a su vez localicé una clase de preparación para el GED en español en una de las librerías. Como en muchos lugares, este programa era único proporcionado completamente en español en ¡todo Tucson! Su ubicación quedaba muy retirada de mi casa, pero asistí al programa, el trayecto no era nada sencillo, tenía que viajar en autobús para poder asistir a la clase, pero no importaba las distancia, el número de autobuses que tendría que tomar o lo que fuera necesario con tal de estar ahí presente. ¡No podía perder esa oportunidad!
Cuando mis habilidades con el idioma inglés mejoraron, me inscribí a clases de GED en inglés, así tuve la oportunidad de prepárame en ambas lenguas. Ya para enero del 2015 se me proporcionó la oportunidad de cursar un semestre de matemáticas para la carrera que me gusta, logré conseguir una beca para el colegio comunitario. Fue así que tomé la gran dedicación de tomar clases por tiempo completo. Sin embargo, la vida tenía distintos planes para mí, justo cuando terminaba el primer semestre me di cuenta que estaba embarazada, fue una emoción indescriptible. Me sentí feliz y realizada por los logros que había alcanzado en mi vida académica, como líder comunitario y ahora la oportunidad de convertirme en madre.
Desafortunadamente, no todo es color de rosa y debido a las complicaciones de mi embarazo tuve que poner un alto a mis estudios. No tenía otra opción, fue una decisión muy difícil, me vi obligada a quedarme en casa por un par de meses, posponiendo mis estudios y trabajo comunitario que me encontraba realizando a un lado. Cuando me dieron de alta volví a retomar mis estudios, parecía que por fin todo se acomodaba nuevamente, pero nuevamente tuve que hacer frente a algo inesperado. Entrando en el último trimestre de mi embarazo, mientras me dirigía a una de mis clases sufrí un accidente automovilístico. Afortunadamente pude proteger mi vientre y gracias a Dios mi hija estaba bien, resulté con algunas lesiones que hasta la fecha me producen malestar, pero ambas estábamos sanas y salvas. A pesar de que el accidente me obligo a tomar reposo y estar en casa mientras me recuperaba, decidí que aun cuando estaba en cama debía estudiar y completar mis tareas pendientes. La recuperación no fue fácil me costó mucho, sobre todo la parte psicológica; me sentía muy nerviosa con el solo hecho de pensar que debía abordar un automóvil.
El tiempo pasó hasta que llegó la fecha esperada, el nacimiento de mi bebé. Por complicaciones de parto se determinó que se me realizara cesárea, con todo esto llegue a sentir que la mala racha no terminaría nunca, pero cuando vi el rostro de mi bebé supe que había tenido que pasar por tanto dolor para apreciar la felicidad que estaba frente a mi. En la recuperación de parto y proceso de lactancia decidí aprovechar el tiempo para estudiar y repasar mis notas, pero ahora estando en casa, tomé la decisión de convertirme en “home student” (estudiante desde casa).
No fue nada fácil, estaba exhausta, pero no quería poner en pausa mi educación nuevamente, durante el día me dedicaba a las labores del hogar y proveer por mi hija y por las noches estudiaba, realizaba tareas y practicaba los examenes.
Después conseguí un trabajo de medio tiempo que me permitió estar al pendiente de mi hogar, mi hija y mi educación. Me llevo muchos años preparándome, pasé por grandes dificultades en mi vida personal, toqué diferentes puertas y enfrenté la barrera del lenguaje, pero nunca me rendí. ¡Finalmente lo he conseguido!
Ahora es mi turno de motivar a otras personas para alcanzar sus retos no importa nuestro, edad, lenguaje o estatus migratorio, ¡nunca es tarde para cumplir nuestros sueños! Actualmente se cuenta con diversos recursos para los estudiantes indocumentados, no quiere decir que es fácil, pero con perseverancia y gran esfuerzo se puede lograr. Finalmente, quiero agradecer a las personas y maestros que me inspiraron con su apoyo y me impulsaron a seguir adelante, entre ellos el padre de mi hija. A las organizaciones sin fines de lucro que encontré en mi comunidad y a los colaboradores de las páginas creadas con recursos para los estudiantes, ¡GRACIAS!
Para concluir, quiero decirles a los estudiantes que están tratando de obtener su certificado de High School que no desistan, sigan adelante y no se den por vencidos, luchen por su educación porque es lo único que nadie nos podrá quitar.
Y aunque las circunstancias y personas les den un NO como respuesta, tómenlo como un ¡SI! Porque recuerda; ¡QUERER ES PODER!
Felicitaciones.
Felicidades y admiración de mi parte y con seguridad de que así será también para aquellos con quien compartire tu historia. Muchis saludos.
Wow muy motivadora tu historia me inspiras a seguir adelante y lograrlo yo tengo 41 anos y me dicen que ya estoy muy vieja para estudiar pero no hago caso yo seguire adelante
Noooo Erika, hay studiantes de todas las edades, así que no te desanimes. Solo ten presente, cada estudiante enfrenta diferentes retos, conflictos, altibajos pero lo importante es tener siempre presente que todos vamos en el mismo barco. Aunque a unos se les va a facilitar mas que a otros hay que ser contantes hasta lograrlo. ¡Saludos!!
Me encanto leer tu historia Elvia Ortega, mi nombre es Ramona Gonzalez tengo 53 me ha costado mucho la materia de matematicas tres veces he presentado el examen y por 2 puntos no lo paso me siento triste pero sigo quiero lograr mi meta ya pase las otras materias tu historia me motiva aseguir y pasar gracias a Dios encontre spanishged.365 aqui estoy comprendiendo mas
Saludos Ramona, que bueno que encontraste las historia de Elvia interesante y mejor aun que te motive a seguir intentandolo. Sinceramente, no te falta mucho, se que es fustrante cuando por uno o dos puntos no se pasa el examen pero ve el lado positivo, ¡te falta muy poco para lograrlo! Así que ánimo 🙂
wow que buena historia. imspiradora… felicidades
Así es Abigail, ¡saludos!